ESQUEMA DEL LIBRO
Título: Primer anuncio del
Evangelio.
Este
trabajo será apoyado del autor Joseph Gevaert, que analiza cuidadosamente el
anuncio de Jesucristo en el nuevo milenio que el hombre contemporáneo vive la
religiosidad popular dentro de la sociedad concreta
1. Problemas
generales del primer anuncio del evangelio.
1.1.
La
Iglesia anunciadora del Evangelio.
1.2.
Quienes
son los destinatarios
1.3.
La
evangelización no es de los creyentes
2. La
presencia y el testimonio cristiano y lugares del encuentro que crear.
2.1.
Presenciar
en medio de los no cristianos
2.1.1. En
medio de los diversos grupos
2.1.2. Participación
en la vida de la gente
2.2.
Testimonio
de la vida cristiana
2.2.1. El
testimonio como la primera evangelización
2.3.
Crear lugares del encuentro
2.3.1. Buscar
lugares abiertos
2.4.
Aprender
la fe
2.4.1. Ofrecer
una educación que aporte desarrollo
3. La
fe en el Dios vivo, que ama al hombre, y se da a conocer.
3.1.
Predicar
en el mundo pagano
3.2.
Las
críticas de los ídolos
3.3.
La búsqueda de Dios
4. Encontrarse
con el evangelio de Jesucristo.
4.1.
El
anuncio del Kerigma
5. El
camino que hay que recorrer para alcanzar el objetivo.
5.1.
Buscar
aseveradamente la religión actual
EL
PRIMER ANUNCIO
Proponer
el Evangelio a quien no conoce a Cristo.
Este libro está
dirigido especialmente a los misioneros cristianos católicos, religiosos (@s) y
laicos comprometidos con la Iglesia, la tarea encomendada de Jesucristo a la
Iglesia de llevar el anuncio del Evangelio “dirigido a quien no conoce a
Cristo”.
Actualmente, en el
mundo occidental, los cristianos convencidos son unas pocas en medio de un gran
número de no cristianos. Se encuentra a muchos bautizados que saben poco de
Jesús o del Evangelio o que, en cualquier caso, no han hecho personalmente la
opción de ser cristianos.
En estos últimos
decenios algunos cristianos han dedicado preferentemente a la catequesis
dirigida a los que ya son cristianos. Se han desarrollado en este caso una gran
especialización metodológica en este campo.
En todos los países
europeos se ha introducido “tímidamente” el catecumenado para quienes, a través
de un camino personal, han llegado a una actitud inicial de fe cristiana y
piden el bautismo. Pero el problema está en que estos países, hay bastante
desprovistos y poco preparados frente a la tarea prioritaria de anunciar el
Evangelio a quienes no son cristianos. Y también está en la situación, poco
preparados en relación con los bautizados que no conocen a Jesucristo.
El Ritual de la
iniciación cristiana de adultos, así como otros muchos libros afirman que el
primer anuncio del Evangelio es importante. Pero después se limitan a
caracterizar como <<precatecumenado>> este conjunto de complejos y
difíciles procesos que pueden conducir a la fe en Jesucristo.
En este caso, a decir
la verdad de Jesucristo, para las comunidades cristianas en estos países no se
refiere a las modalidades de la inculturación ni el dialogo con las otras
religiones. No es el tema de diálogo interreligioso y la inculturación de las
distintas realidades concretas. El problema está en lo que se va a decir en
estas comunidades, lo que se ha de proponer el hombre de hoy.
El autor propone que el
gran problema está en tener conocimientos e ideas claras en relación con la
propuesta evangélica. Si ya no tenemos
nada que proponer, entonces también las teorías sobre l inculturación y sobre
el diálogo interreligioso carecen de relevancia.
Presentado de manera
general el primer anuncio del Evangelio, sus problemas, se verá a continuación los
temas más relevantes de este autor, Joseph Gevaert: Sus finalidades,
destinatarios, contenidos y modos de presencia del anuncio evangélico.
Problemas
generales del primer anuncio del Evangelio: El objetivo
principal es situar mejor la problemática del primer anuncio del Evangelio en
el conjunto del quehacer de la Iglesia.
Comunidades cristianas
en un contexto misionero: El proceso que había empezado antes “el paisaje de la
misiones” en las comunidades cristianas ahora se ha cambiado radicalmente en
nuestros días.
Primero, en las
comunidades cristianas ya no hay divisiones ni existe categorías
discriminatorias.
Los países en este caso
que enviaban sus misioneros a otros países lejanos han quedado reducido a
proporciones muy modestas. Pero hay, en
otros países, las jóvenes Iglesias cristianas (de África, de América, de Asia)
que siguen practicando el envío de sus misiones a otros países más pobres. E
incluso del propio continente.
Lo segundo, es que, ha
desaparecido la distinción, y ahora se viven en un contexto cristiano (nos
referimos los cristianos) y otras que viven en contexto misionero (en tierras
de misión).
Pero, a pesar de las
misiones, en un contexto europeo “el cristianismo vivo y vital es minoritario”.
Ello significa que, las comunidades cristianas están inmersas en un mundo de
pluralismo ideológico y religioso. Podemos poner algunos ejemplos, de
diferencia hacia el cristianismo, de secularización, nuevas religiones,
neopaganismo…
El hecho evidente es
que las comunidades cristianas viven con personas, con unos grupos de
categorías que no conocen a Cristo y el Evangelio.
Esta situación lo
podemos denominar en el leguaje cristiano <<situación misionera>>.
Es decir, la Iglesia tiene tarea de evangelizar el mandato fundamental que
recibió de Cristo. Anunciar a los ojos de fe a estas personas que han perdido
el sentido de sus vidas, para que se conviertan escuchando el Evangelio.
En tercer lugar, los
países cristianos jóvenes se ven obstaculizadas por la insuficiente transmisión
de la fe en el ámbito familiar. Así las costumbres, ritos y sentimiento
religioso pagano se mantienen vivamente en la socialización primitiva.
En muchas familias, la
socialización precaria como ayuda, se ve afectada en un mundo de “vaga
religiosidad neopagana y supersticiosa”. No hay un compromiso hacia una
práctica religiosa comprometida.
Frente a esta realidad
el anuncio del Evangelio esta “despojado del consabido contorno exótico de
países lejanos”. Hoy ninguna comunidad cristiana puede ignorar el hecho de que
en el mismo barrio, pueblo o en la ciudad viven personas que no conocen a
Cristo. Las grandes ciudades y el mundo de los jóvenes, en particular, se han
convertido en tierra de misión.
El contexto misionero
se ve que no viene determinado sobre las bases geográficas (en los países y
continentes lejanos), nacionales (en los países no cristianos), históricos (las
fundaciones de las comunidades cristianas en los países nacionales y
extranjeros), y jurídicos (territorios que dependen directamente de las
Congregaciones para la evangelización de los pueblos), sino por el hecho de que
hay extensos grupos y numerosas personas que no conocen a Cristo y su
Evangelio.
Frente a este hecho
importante algunas congregaciones misioneras siguen siendo hoy tan
significativos como antes. Tienen un gran tesoro de experiencia y de
especialización en este tipo de trabajo misionero entre pueblos y culturas muy
diversas. “Se trata de una cuestión muy importante para vivir como comunidades
cristianas”.
La primera
evangelización se tiene que partir primero de la Iglesia. A esta misión
recibida de nuestro Señor Jesucristo, que está suscrita en el Nuevo Testamento,
y de modo especial, muy clara en el Vaticano II, sobre la actividad misionera
de la Iglesia. Cito:
“Enviada por Dios a las
gentes para ser sacramento universal de la salvación…por la obediencia del
mandato recibido del Señor, se esfuerza en anunciar el Evangelio a todos los
hombres (Ad gentes n° 01)”
En este anuncio se
trata de llevar Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo, en la esperanza de
que puedan llegar a ser discípulos de Cristo.
Los Obispos preocupados
por esta tarea misional abren el Concilio Vaticano II, no para formular las
definiciones teológicas de la tarea primaria de la Iglesia. La propuesta era
mucho mayor que eso, urgente y practico.
“Se quería llamar a
todos los cristianos a no olvidar esta tarea prioritaria de llevar el Evangelio
de Jesucristo a los hombres de nuestro tiempo, no solo a los pueblos lejanos
sino también a las personas y las diferentes clases de personas que viven junto
a nosotros y no conocen a Jesucristo” Pág. 16.
Y también, en este Concilio
se debatió que la Iglesia no puede limitarse a dar catequesis a los niños
bautizados de las familias cristianas, marcados ya la experiencia cristiana.
Asimismo, la
Constitución dogmática sobre la Iglesia evoca esta misión fundamental de la
Iglesia en LG n° 17:
El mandato de Cristo de
anunciar la verdad salvadora los recibió la Iglesia de los apóstoles con el
encargo de realizar hasta los confines de la tierra (Hch 1, 8). Por eso, hace
la suya las palabras del apóstol Pablo: ¡Ay de mí si no evangelizo!
Y en el mismo Concilio
la tarea de los obispos. Una afirmación muy significativa es la primera tarea
de anunciar el Evangelio a los no cristianos. “Porque los obispos son los
pregoneros de la fe que ganan nuevos discípulos para Cristo” (LG n° 25). Hacer
a la gente nuevos discípulos de Cristo.
En realidad, la
preocupación de anunciar el Evangelio no debería ser un estado excepcional
pasajero de la Iglesia para salir al paso de dificultades particulares. Siempre
y en todas partes la Iglesia tiene que ser misión. Su vocación es continuar la
misión de Cristo predicando la venida del Reino de Dios, la conversión al único
Dios verdadero y la fe en Jesucristo.
De modo muy general,
puede afirmarse que “la primera evangelización” designa en pocas palabras, “el
proceso de transmitir la Buena Noticia de Jesucristo a personas y regiones a
las que hasta ahora no ha llegado el Evangelio” (Pág. 19). Predicación que la
llama a la fe en el Dios vivo y en el Señor Jesucristo.
Una evangelización que
llama al testimonio de los cristianos. La exhortación apostólica de Pablo VI Evangelii
nuntiandi (1975) llama a la Iglesia ser el testimonio de los no
creyentes. Evangelizar la gente desde el testimonio. “La Buena Nueva proclamada
por el testimonio de la vida deberá ser, pues, tarde o temprano, proclamada por
la palabra de vida” (EN n° 22). La línea del testimonio que la presencia
visible y palpable de los cristianos en medio de los no cristianos.
Al anuncio explícito
del Evangelio, también lo expresa el documento conciliar Ad gentes con toda
claridad: “el medio principal de esta implantación es la predicación del
Evangelio de Cristo, para cuyo anuncio envió el Señor a sus discípulos a todo
el mundo, a fin de que los hombres, renacidos por la palabra de Dios, ingresen
por el bautismo en la Iglesia”. Lo podemos ver en 1P 1, 23, y Ag n° 06.
¿Cuál
es la finalidad del primer anuncio de Evangelio? ¿Qué se pretende conseguir con
la primera propuesta del Evangelio?
Hay muchos textos del
Nuevo Testamento que nos presentan al respecto. Está en primer lugar, la
conocida palabra de Jesús: “el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está
cerca, conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15).
La finalidad es que el
no cristiano, y toda aquella persona que no conozca personalmente a Jesucristo,
pueda encontrar a él, y que tenga la experiencia de vida; y pueda acoger el
reino de Dios, entrar en él a través de la fe y la conversión y llegar
finalmente al gran destino de la vida eterna.
Pablo, un notable
apóstol de Jesucristo, resume toda su misión en una expresión notable en los
Hechos. De modo siguiente, “…dando testimonio tanto a judíos como a griegos
para que se conviertan a Dios, y creyeran en nuestro Señor Jesucristo” (20,
21).
Asimismo, el cuarto
evangelista termina con su conocida afirmación. “Esta es la vida eterna, que te
conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado Jesucristo”
(17, 3)
El primer anuncio por
tanto, no es solamente dar catequesis al catecumenado, a dar charla a los que
van a bautizarse, ya sea en la parroquia o en la Iglesia local. El anuncio del
Evangelio trata pues, “de despertar la fe en personas que son capaces de
recibirla en su corazón y en su vida”. El objetivo específico, por tanto es,
cambiar de vida y creer en Jesucristo, siguiéndolo como Señor, para llegar a la
vida eterna con Dios.
¿Quiénes
son los destinatarios del primer anuncio?
Si acaparamos del nivel
teológico, la afirmación es clara “el Evangelio está destinado a todos los
hombres creyentes y no creyentes”. Cristianos practicantes y ateos.
Ahora bien, la Iglesia
debe tratar de acercarse también a los ateos y a las personas indiferentes. Es
una tarea muy difícil, pues no parece exacto sugerir que ateos e indiferentes
son los primeros destinatarios del anuncio evangélico.
En la práctica, los
destinatarios son ante todo, quienes de alguna manera ya creen en Dios.
Dirigidas a las personas religiosas, a menudo piadosas y devotas (que practican
una piedad popular) pero que no viven necesariamente en la presencia de un Dios
único, y sobre todo, que no conocen a Jesucristo.
Pero, concretamente,
llevar el Evangelio “ante las personas que no siguen el anuncio evangélico”.
Ser misionero de Jesucristo en medio de tanta esta realidad, como lo fueron los
apóstoles, hacer prodigios, hacer presente los signos de Jesús, abrirse a la
llamada evangélica, y reconocerse como el gran enviado de Jesucristo.
Con todo, hoy a los que
son bautizados son los primeros destinatarios del anuncio del Evangelio. Va
dirigida a los que no están bautizados y viven en el contexto del pluralismo
religioso neopagano a la que Pablo considera “el
tiempo de la ignorancia de Dios”, en la que vivían la comunidad de gálatas:
“Pero en otro tiempo, cuando no conocían a Dios, servían en realidad a los no
son dioses” (4, 8)
A
las personas del pluralismo religioso.
También son
destinatarios a aquellos que viven “una particular situación religiosa”, son
los numerosos no cristianos del mundo occidental-oriental que no están con ningún
sacramento, personas no bautizadas y viven en el contexto del pluralismo
religioso “neopagano”.
Es difícil en esta condición
que los no bautizados experimenten con fuerza su influencia a ser miembros activos
de la Iglesia. Una sociedad que constituye a categorías heterogéneas (católicos
que viven su fe en medio de los movimientos religiosos). La mayoría de las
sociedades cristianas que dejan influir los movimientos en sus comunidades; la situación
del “pluralismo religioso pagano o neopagano” es relevante en este tiempo, difícil
de vivir la fe cristiana.
Actualmente se habla de
evangelizar a todas las personas que viven en las periferias del mundo. Se habla
mucho de las grandes religiones culturales que hasta ahora no han sido un “terreno
fértil” para la primera evangelización. De las inmensas personas marcadas por
las religiones modernas (salidos del siglo XX), movimientos salidos de Estados
Unidos. No se sabe si son revelaciones los artículos que reparten, la Biblia
que predican, la fe que profesan, entre otras. Esto provoca un terreno
pedregoso a los cristianos –a los misioneros de hoy; y no resulta ser un
terreno fecundo y abierto a la evangelización.
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