viernes, 8 de mayo de 2020

La amarga y la divertida de COVID-19



ENTRE LAS PUERTAS DEL ABISMO

Recojo la incesante desesperación de la humanidad  que vive por la propagación del COVID-19. Una enfermedad minúsculo que arrasa con todo que encuentra a su alcance.  Un ente misterioso que paraliza a todo hombre en las múltiples dimensiones de actividades sociales-políticas-económicas-religiosas-educativas y culturales. La humanidad está anestesiada por esta enfermedad llamada pandemía -COVID-19. Una  enfermedad mortífera  que se transmite por vía respiratoria nasal. Se está viviendo entre las puertas del abismo la humanidad entera. Lo reconfortante habrá que ser la familia, la divertida del hombre y la amargura por las calles del mundo con la Convid-19.

Familia

Recluidos en las casas no se sabe la importancia de estar cerca de los hogares. La vida parecía echa  afuera; lo exterior era lo mejor que pudiésemos pasar con amigos; las oficinas eran lugares divertidas; los distintos trabajos sofisticados y la economía acelerada al ritmo de la civilización era lo mejor que habríamos visto. No obstante, es tiempo de reflexión personal, la hora de divertirse con la familia, sin permanecernos en la eterna amargura sin fin. Valorar la familia aún más en las incidías del incertidumbre. La enfermedad desastrosa incentive a la humanidad en mantener la calma. Dado que pasar momentos confinados por enfermedades equivale rendirse que no todo son diversión y alegría exterior en las calles del mundo, sino mostrar la divertida rostro de la familia humana. Ya que en familia hay variedades  lugares hermosos a encontrar : La seguridad de unos con otros, protección, unidad, cariño, amor, equidad, oportunidad, socialización, alegría, diálogo, rostros cercanos, manos disponibles, el bien integral, coraje, éxito...entre otros que obviamos.

La amargura que pudiese causar el Covid-19 afuera, en la vida silenciosa de la calle, se encuentra en la vida familiar, la seguridad asegurada del hombre intranquilo e incluso lejos de las enfermedades a contagiarse. Las alegrías son insesantes en la vida familiar. El gozo de alimentarnos las comidas juntos son alegorías que le divierte al género humano.  Con tales alegorías en familias, se siente amado, desestresado de cualquier adversidad, divertido por el encanto de los seres queridos, valorados sin el advenimiento de las amarguras de la calle. Lejos del desamparo familiar, se vive armonía en las casas y la diversión fluida en familia.

En tal sentido, se define la familia como compañera del hombre anclado entre las calles del mundo, para devolverle ésa dignidad del hijo por cualquier adversidad que hubiese perdido al azar del Convid-19.

La hermosura familiar es lo más fascinante que hubiésemos pensado encontrar. El amor, la ternura y los abrazos son incomparables con los que habríamos imaginado vivirlo. La existencia está  hecha a la par de la divertida familiar. De lo contrario, el abismo de la calle habrá llevado el destino humano. El encanto buscado y la divertida de vida solo se encuentra en familia.

Abismo.

No está referido el precipicio sin fin a la cima del borde, sino el abismo desconocido que hay en el corazón humano. Son tantos abismos que el hombre ni se da cuenta la existencias abismales que no le dejan ver claridades del mundo. La realidad se supone que se vive de claridades con la ausencia de abismos de la noche. A la hora matutina se ve la claridad del día, al salir el Sol ilumina a la humanidad entera sin dejar a nadie privado de claridades reales; llega el atardecer empapado de oscuridades. Reina el abismo como principio sobrecogedor y entonces late en el corazón el deseo de contenerla las pequeñas claridades de la noche: Se encienden luces, focos, lamparas, Semáforos, linternas sin apaciguar todo el oscuro abismal de la noche.

Si apacigua los abismos oscuros con el coraje, sin miedo a enfrentar lo impensable para alumbrar la vida en medio del abismo que mora en lo humano. Solo la disponibilidad intuida desfigura lo abismal del corazón. Pensar que el abismo domine al corazón son cuestiones de ignorancia a no levantar la mirada para experimentar claridades internas. El abismo oscuro se exprime con los dotes clarificables del día, mientras que la noche amarga con las oscuridades abismales. El abismo del corazón habría que clarificar con la claridad del día. Esto diversifica al corazón lo divertido que es con la claridad de la vida. En todo caso, si no por esta opción, tendríamos puesta al corazón entre las puertas del abismo. 

Valorar lo útil del corazón para sobresalir del abismo enfermo del mundo. La curación del corazón y el buen estado de vida  habría que buscar entre las puertas de la vida real, dentro de la vida familiar sin arriesgarse entre las puertas del abismo que trae enfermedades mortales. Experimentar lo clarificable del corazón son signos del buen estado de vida real sin causalidades abismales, puesto que éste último amarga al corazón y enferma lo amargable que es en vez de ser sanamente en cuestiones de salubridad.

Si el corazón está desprendido de abismos, se vive la vida sanamente. El amor triunfa en el corazón y la vida se divierte de alegría dentro de casa, prevenido de cualquier abismo mortal y enfermedad arrasadora en las calles del mundo. La seguridad en el corazón, la vida se divierte de gozo en familia. Éste tipo de vida no amarga ni causa abismos del corazón, sino que da seguridad y protección entre los abismos de la noche.

Amargura.

La experiencia nos dice que no todo se vive alegre, sino que hay todo tipo de gente. Encontramos la gente amarga; la gente distraída-desubicada del proyecto familiar- humano. Gente que ni valora la vida  humana, perdida del encanto social, sumergiendo en la amargura de la calle. La cual, trae consecuencias deshumanizantes de la vida, la perdida del encanto personal. No hay desprendimientos de propósitos apriori, ni sueños a cumplir, las posibilidades se quedan en reposos; solo hay descontento de lo humano y la amargura reinante sin la posibilidad de trascender lo posible. 

La emancipación de cualquier alcance provechoso se vuelve incapaz de cumplirse. La amargura de la vida causa enfermedades, dado que, las propias sabidurías del mundo son causantes de las propias dimensiones de la vida desastrosa. Nacen enfermedades misteriosas, o se crean enfermedades para matar a los más indefensos e incluso decaerles en la más mínima pobreza a los vulnerables de entre los géneros sociales.

La amargura mata el optimismo, la disminuye a las capasidades del género humano. Lo retiene lo amargo de la vida causando multiplicidad de enfermedades venéreas. Y trae como resultado, la pobreza del desprendimiento de entre las calles del mundo. No hay bienestar, solo reinan divisiones en el corazón humano. La diversión de la vida está encasillado entre las puertas del abismo.

Diversión.

Estamos en una sociedad de géneros humanos en apuros. Apurados en tener más, de acumular economías, en buscar lo más fácil, de descontentarse con lo poco que se tiene, y ganar la vida  sin merito con el fin de acumular el capitalismo privado e individual. Este tipo de esquemas sociales trae diversión. Antes la vida era sacrificarse con todo el esfuerzo, ahora lo es gratis sin merito propio. Eso nos divierte que estamos estancados de perezas sin poder trascender del ánimo a cambiar los paradigmas de estancamiento de ocio. Cabe mencionar los apuros que no favorecen al crecimiento intelectual:

El género humano esta focalizada en la apariencia física. Se le da a cualquier trabajo-o empleos con la sola buena presencia física. Se lo nota en las oficinas grandes; el alcance laboral focalizado en las distracciones fisicas-externas que ensalzan la diversión social. Eso no favorece la dimensión humana, ni mucho peor al éxito profesional.

Las ansias de ahorras más a lo normal no favorece a la persona en su moralidad. Dado que habrá acabado sus elementos potenciales en diseños administrativos. Administrativos sin fundamento estable, en proveer los medios sin beneficio equilibrado. La cosa sería gastar equitativamente lo necesario para sobrepotenciar el sentido de la vida en vez de dar mano suelta el trabajo.

La vida echa afuera en movimientos sociales en desarrollar el ego personal, son causas menospreciables en vez de valorar la familia fuente de vida. La gente sale afuera a divertirse, ya sea para encontrarse con amigos o en cuestiones de buscar trabajos. Sin embargo, esto no justifica que busque el fin humano, sino gasta su existencia en alegrar presencias del propio Yo. Esto es inmoral el que valora el Yo para mí en vez de quererla o amarla a su familia.

Finalmente la gente está inquieta en apurarse de ser reconocida. Unos se publican sus fotos en las redes sociales, otros llamadas frecuentes en videollamadas; se ve la gente sentados en las parques tan solo divirtiéndose con las miradas, otros paseando en aire libre sin trabajar nada como dice San Pablo "metiéndose en todo": En tomar bebidas alcohólicas, de robar a cualquier cosa de valor,  en calumniar a las personas sin conocerla, de criticar y de fastidiar a las personas que trabajan. Son gente sin prosperidad que desalientan la vida, quitan el sabor de la divertida que es vivir saludable.


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